Aprendiendo a conducir
Isabel Coixet es una gran conocida en el cine español. Siempre catalogada como la somnífera española debido a sus dramáticos trabajos plagados de los peores sucesos que le pueden ocurrir al ser humano y empapando de gran carga emocional a cada uno de sus personajes y, porque no decirlo, por la lentitud que más la caracteriza dentro del terreno del sufrimiento. Últimamente se ha decidido por abandonar esta faceta, donde se mueve como pez en el agua aunque resulten obras muy pesadas, y empezar a promover otro tipo de trabajos. Mi otro yo (2013) es la primera película clara donde dejó de lado su estigma y cambió la dinámica, y resultó ser un fracaso estrepitoso en público y crítica. Sin arrugarse demasiado siguió el mismo camino y se reunió con unos actores encabezados por Ben Kingsley y Patricia Clarkson, los cuales ya coincidirían con la misma directora en Elegy (2008), obra también parcialmente diferencia de su línea roja, aunque al final resulte ser más de lo mismo, lo cual no quiere decir que esté mal realizado.
Aprendiendo a Conducir (Learning to Drive) narra la historia de Wendy (Clarkson), escritora de Manhattan que está pasando por un divorcio, y Darwan (Ben Kingsley), un refugiado hindú que trabaja duramente a diario para no desentonar en los Estados Unidos. Sus vidas se ven entrecruzadas cuando Wendy se ve obligada a asistir a una especie de fiesta en la que participa su hija y, para ello, debe sacarse el carnet de conducir. Así pues conocerá a Darwan y entablarán una relación peculiar pero nada más alejada de una amistad sincera. El peso de la película recae completamente sobre la pareja protagonista y así consiguen unas actuaciones delicadas y, ante todo, muy cuidadas. No desentonan en nada, como si lo hace el guion y la historia que hay detrás de ellos. Existen diversas escenas chocantes e irreales dentro del universo interno, el cual está construido basándose en el racismo hacia las diferentes culturas que hay en el norte de América pero luego no se observa más allá de en una escena colocada, sin duda, con calzador.
Los primeros veinte minutos recuerdan a la esencia Coixet, el drama invade ante los problemas familiares vistos en ambos bandos culturales, y llega a resultar cansino. Afortunadamente, a partir de ahí la directora cambia el rumbo hacia ese nuevo estilo al cual quiere dirigirse, la sutil comedia dramática. Los gags humorísticos en forma de chiste son continuos, cada escena posee el suyo que, aunque no resulte nada efectivo, se agradece su presencia. El ritmo tampoco es malo, pues aburrir solo lo hace al inicio y en determinados momentos de la historia del hindú cuando le obligan a casarse con una hindú, lo cual sí es bastante torpe dentro de la coherencia. El drama nunca llega a invadir y no llega a conectar con los espectadores, especialmente el de Wendy y su hija. Eso sí, se agradece un final con el que nos sorprende, que si bien es lo digno viendo el argumento es poco habitual dentro del cine.
Simple y ligera, sabiendo dentro de los márgenes que se quiere contener y sin sobresalir en ningún momento, ni para bien ni para mal. Una película para cualquier tarde de sofá, que no te provocará ningún aprecio ni lectura moral más allá de las que ya se conocen, pero que tampoco hará que la quites para irte a cualquier otra parte. Un trabajo alejado del riesgo que siempre juega Coixet, pero eso sí, “no dan ganas de cortarte las venas”, como así citó la conocida directora en una de las entrevistas haciendo referencia al resto de su filmografía.
Calificación: 5/10
Título Original: Learning to drive
Año: 2014
País: Estados Unidos
Director: Isabel Coixet
Guión: Sarah Kernochan
Fotografía: Manel Ruiz
Reparto: Ben Kingsley, Patricia Clarkson, Grace Gummer, Sarita Choudhury, Jake Weber,Samantha Bee, Daniela Lavender, Matt Salinger, Michael Mantell
Productora: Broad Green Pictures