Amar, beber y cantar
Amar, beber y cantar, (adapta una obra del dramaturgo británico Alan Ayckbourn), es el testamento cinematográfico de su director, Alain Resnais, con la que obtuvo el galardón de la FIPRESCI y el Premio Alfred Bauer en el Festival de Berlín de 2014;- donde fue exhibida tres semanas antes de la muerte de su director, a los 91 años de edad-. Siempre nos sorprende, como a esas edades se puede llevar a cabo la dirección de un largometraje, con la energía y esfuerzo que ello conlleva. Tenemos como claro referente a Manuel de Oliveira, que estuvo en activo hasta el 2015 y que falleció rodando su última película, habiendo sobrepasado los 100 años.
Alain Resnais destacó por su continua experimentación con el lenguaje cinematográfico, que comenzó con sus revolucionarios montajes y que fue evolucionando hacia una fusión entre el cine y el teatro. Ha realizado películas inolvidables como El año pasado en Marienbad, Muriel, La guerra ha terminado, Providence, Smoking/No Smoking o la maravillosa On connaît la chanson.
Amar, beber y cantar se sitúa en este contexto de fusión cine-teatro. Cuenta con su actriz fetiche Sabine Azéma, presente en casi todas sus películas, con André Dussollier, otro de sus habituales y con cuatro personajes más hasta completar así los seis intérpretes que componen y dan vida a la obra. Hay otros personajes, ausentes, de los cuales vamos teniendo noticias a través de los presentes.
La trama se desarrolla en la tranquila ciudad de York, en la campiña inglesa. Los amigos de George Riley verán como sus vidas darán un vuelco cuando se enteran de que a éste le quedan pocos meses de vida. Abatidos por la noticia, deciden pedirle que actúe con ellos en una obra de teatro de la compañía local. George, ilusionado, acepta, provocando una serie de malos entendidos y enredos que ninguno de ellos esperaba. Bajo una narrativa presuntamente clásica, la realidad y la ficción se funden y comienzan a mezclarse los momentos de ensayo con los de sus propias vidas.
Si bien los intérpretes están en estado de gracia , los diálogos, pretendidamente cómicos, carecen en ocasiones de cierta chispa y la sonrisa que provocan nunca se transforma en carcajada. La dirección de actores es igualmente más propia de la escena teatral que de la cinematográfica, destacando el histrionismo y la voz proyectada sobre lo minimalista de la propuesta. Nuestros ojos y oídos no están acostumbrados a enfrentarse a este tipo de interpretaciones en una sala de cine. En cine se actúa de una manera totalmente contraria que en teatro: en vez de expresar, hay que interiorizar, en vez de exagerar, hay que simplificar. Los primeros planos abundan en el cine, por lo que el más mínimo matiz de cada uno de sus gestos es magnificado. En conclusión, los ingredientes del cine y del teatro son los mismos, pero en distintas proporciones.
Amar, beber y cantar no es redonda, su guión adolece de altibajos que caen en la repetición en su segunda mitad; no corre los riesgos que corrían películas como El año pasado en Marienbad. No es convencional pero tampoco original; y no es , por supuesto, la obra cumbre que cierra la carrera de un autor iconoclasta como pocos.
Pero lo que sí nos queda claro, es que estamos ante la devastadora constatación de que ésta será la última ocasión en la que podremos disfrutar de su genio. En nuestras retinas se ha quedado grabado su legado cinematográfico. Ya no habrá más películas de Resnais.
Calificación: 5/10
Título original: Aimer, boire et chanter aka
Año:2014
Duración: 108 min.
País : Francia
Director: Alain Resnais
Guión: Alex Réval, Laurent Herbiet, Jean-Marie Besset (Obra: Alan Ayckbourn)
Fotografía: Dominique Bouilleret
Reparto: Sabine Azéma, André Dussollier, Michel Vuillermoz, Hippolyte Girardot, Sandrine Kiberlain, Caroline Silhol
Productora: F comme Film / France 2 Cinéma