A cualquier precio

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Lo primero que cabría señalar de A cualquier precio (At Any Price, película dirigida por Ramin Bahrani, 2012) es que se mueve en un terreno que a priori puede resultar extraño, o como mínimo singular para el público no americano. Si no la temática, todo el contexto de la historia es de una idiosincracia extremadamente yankee. Tenemos por un lado a la típica familia americana que vive desde hace generaciones explotando las tierras del medio oeste estadounidense. Una familia de valores ancestrales que ha levantado un imperio comercial a lo largo de varios condados durante numerosas décadas. Por otro lado tenemos un mundo radicalmente distinto al primero, el de las carreras de coches NASCAR y sus categorías inferiores; ya saben, esos coches que rugen alrededor de un anillo destrozándose los unos a los otros en unas competiciones feroces, al límite de lo cabal. Finalmente, el personaje principal, o sea, el cabeza de familia, que no es otro que Henry Whipple (Dennis Quaid), es el perfecto estereotipo del hombre de negocios yankee que hace de la ambición su Biblia y de su sonrisa y su afabilidad la máscara y la estrategia comercial perfecta.

Henry Whipple se ha ganado más de un enemigo por culpa de los negocios, y siempre está bajo la enorme presión que eso supone. Pero Henry está acostumbrado a eso. Su verdadero problema viene de un asunto bien distinto, parece que no va a tener un digno heredero a quien dejarle su ancestral empresa. Ni su hijo Dean (interpretado por un correcto Zack Efron) ni su hermano parecen están interesados en dedicar su vida a lo que la dedicaron sus padres y abuelos. Ambos barajan otros sueños; Dean es un prometedor piloto de carreras a punto de dar el salto a la máxima categoría de su especialidad, y su hermano, parece haber descubierto otros mundos más interesantes desde que se fue a la universidad.

Así pues, la trama de la obra de Ramin Bahrani trata principalmente sobre la crisis familiar de los Whipple, sirviendo esto como vehiculo para hablarnos sobre la fidelidad familiar, las aspiraciones, las relaciones paterno-filiales, los sueños rotos, o los sueños por realizar. Por tanto, aunque el espectador no estadounidense se puede ver en principio un poco reacio a toda la esencia yankee que impregna la película, si se deja llevar, disfrutará de sus temas subyacentes, mucho más universales.

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La principal piedra angular de A cualquier precio es a todas luces Dennis Quaid y su personaje, Henry Whipple. Háganme caso si les digo que probablemente estemos ante una de las mejores actuaciones del intérprete que anteriormente protagonizó Frequency (Gregory Hoblit, 2000) o Corazón de dragón (Dragonheart, Rob Cohen 1996). La verdad es que es que su trabajo es toda una sorpresa, porque se las arregla de maravilla tanto para construir la simpática, positiva y afable fachada exterior de su personaje, como para dejar entrever sus demonios personales. No es para menos; su personaje tiene muchas aristas y para nada resulta plano, hay muchos secretos en su interior, y en el de todos los que lo rodean; porque no todo es lo que parece en esta historia, si bien los Whipple parecen desde fuera una familia unida y emprendedora con todo el futuro por delante, desde dentro viven sofocados por diferentes conflictos, por lo que la apacible y feliz vida rural de estos es sólo un escaparate que no tiene otro objetivo que no sea dejar entrever las debilidades a sus clientes. Si dudan de los Whipple, dudan del negocio.

Así pues, el drama saldrá a relucir entre los hermosos campos del medio oeste, el color del fruto de la tierra se verá teñido de tonos más oscuros, tanto que en los minutos finales nos daremos cuenta de que estaremos disfrutando de un thriller en su más amplio sentido de la expresión. A esta película hay que darle tiempo, pues te lo recompensa con varios giros argumentales bastante apasionantes. En esta cinta hay mucha más negrura de la que se intuye en un principio, tal y como ocurre con Henry Whipple y sus semejantes. De hecho, su título define perfectamente la controvertida mentalidad que abrazan muchos de sus personajes, la de sobrevivir y mantenerse en el mismo escalafón vital a cualquier precio. La de perdurar sea como sea.

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A pesar de algunas notables lagunas en su guión, A cualquier precio se desvela poco a poco como una de las sorpresas más inesperadas para los estrenos de esta semana. Es verdad que no es una obra maestra y que no perdurará en la retina del espectador por mucho tiempo, pero me atrevo a decir que ha sido víctima injusta de cierto vapuleo por la crítica especializada. Aquí hay bastante más de lo que se huele en primera instancia, bastante más de lo que nos han dicho. Como resultado tenemos una buena película que mantiene una tensión creciente hasta el minuto final, y que, dentro de sus aspiraciones, funciona a la perfección.

Merece la pena ver trabajar a Dennis Quaid, la jovencísima Maika Monroe o a Kim Dickens. Merece el esfuerzo sumergirse en esa esfera tan yankee. Cuando los fantasmas salgan a relucir todo cambiará para bien. Ya sabéis, siempre hay que pagar un precio para disfrutar de algo. Cada uno pone el suyo.

Calificación: 7/10

 
 

At_any_price_original_ficha_MCTítulo original: At Any Price

Año: 2012

Duración: 105 min.

País: Estados Unidos

Director: Ramin Bahrani

Guion: Ramin Bahrani, Hallie Elizabeth Newton

Música: Dickon Hinchliffe

Fotografía: Miachel Simmonds

Reparto: Zac Efron, Dennis Quaid, Heather Graham, Clancy Brown, Kim Dickens

Productora: Coproducción EEUU-GB; Sony Pictures Classics / Black Bear Pictures / Killer Films / Treehouse Pictures

 

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