’71
Belfast, 1971. El conflicto que desde tiempos remotos desangra a Irlanda y enfrenta a católicos y protestantes está en uno de los puntos más álgidos que se recuerdan en las últimas décadas. La tensión entre republicanos y unionistas sigue in crescendo hasta el punto en que las agresiones entre ambas facciones son constantes y el número de víctimas se empieza a disparar. Las calles se asemejan más a un escenario de guerra que a una ciudad en supuesto estado de paz y estabilidad: autobuses en llamas, numerosos escombros y un constante ambiente enrarecido son la tónica habitual. Algunos de los puntos clave de la agitada urbe son auténticas zonas francas. La ciudad Irlandesa es una olla a presión a punto de estallar. En esta situación insostenible tampoco ayudan las continuas incursiones que el Ejército Británico realiza, las cuales se saldan habitualmente con conatos de violencia, enfrentamientos con civiles y alguna que otra detención de ciudadanos sospechosos de colaborar o militar en el IRA. Es una de esas operaciones la que sirve como base para ’71, el primer largometraje de Yann Demange, realizador británico conocido generalmente por sus trabajos para televisión, entre los que destaca su serie satírica de terror Dead Set: Muerte en directo (Dead Set, 2008), la cual es quizás su trabajo más popular hasta la fecha.
Si tuviéramos que definir brevemente la propuesta del director londinense en esta puesta de largo en la gran pantalla, podríamos decir que se trata esencialmente de un thriller de acción que apuesta por las atmósferas pesadas y las continuas dosis de adrenalina en detrimento de la carga argumental o el detalle de su contexto histórico-político. Quienes busquen cierto análisis riguroso de los hechos que acontecieron en la ciudad irlandesa allá por la década de los 70 van a encontrarse con que no hay casi nada en la cinta que se pretenda explicar. Yann Demange ha optado por tratar a sus espectadores como individuos con cierta cultura histórica y decide poner toda la carne en el asador ofreciendo un guión que se asemeja más a un western que a lo que en un principio se puede presuponer de una película de estas características.
Teniendo esto en cuenta, podemos decir que ’71 es básicamente una historia de supervivencia en la que un joven soldado del Ejército Británico que ha sido abandonado por accidente en una de las zonas más peligrosas de la ciudad trata de escapar sano y salvo por todos los medios posibles. Estamos ante una película que hace de lo simple y directo sus principales valores. No cabe duda de que, si nos la tomamos como lo que es, las posibilidades de disfrutar con ella suben exponencialmente, aunque si por el contrario la afrontamos con demasiadas expectativas, cabe la posibilidad de que que salgamos algo defraudados de la sala.
Quizás el principal valor a destacar de ’71 sea la actuación de su actor principal, el joven Jack O’Connell, quien por cierto también se ha dejado ver hace poco en la última cinta de Angelina Jolie, Invencible (Unbroken, 2014). En esta ocasión, su papel de soldado obligado a sobrevivir en una ratonera en forma de calles oscuras y hogares hostiles le brinda la oportunidad para demostrar que puede afrontar con éxito el rol de héroe de acción y de camino le ofrece algunas escenas en las que redondear su trabajo con algunos momentos que requieren cierta habilidad dramática. O’Connell se muestra versátil en ambas facetas y deja claro que es un valor a tener en cuenta en el futuro más inmediato del cine. Sólo el tiempo dirá hasta dónde llega su trayectoria; de momento parece que lo podremos ver próximamente actuando a las órdenes de iconos cinematográficos de la talla de Terry Gilliam y Jodie Foster.
Otro aspecto a tener en cuenta entre las virtudes de la cinta sin duda es la dirección de la misma. Su nominación a mejor dirección en los premios BAFTA (una de sus dos nominaciones junto a la de mejor película británica) y su premio en los British Independent Film Awards dan de fe ello. Aunque la prueba infalible que corrobora la justicia de dicho galardón es el visionado de la misma. Y es que Yann Demange ha demostrado su saber hacer a la hora de construir un thriller sombrío y con nervio. Su eventual dominio de la tensión y la ambigüedad con la que retrata a los personajes que pueblan la cinta son dignos de mención, aunque por desgracia su ritmo en ocasiones decae en ciertas lagunas de lentitud, defectos que por otra parte son de esperar en cualquier opera prima. Así pues, los principales pilares de ’71 residen en estos aspectos. En cuanto estalla la acción y su personaje se ve abandonado en el peligroso laberinto donde cualquiera puede ser un enemigo, todo remonta el vuelo. Sin embargo, como decíamos anteriormente, la apuesta del director británico se vuelca casi exclusivamente en narrarnos esa lucha por sobrevivir, por lo que el espectador puede llegar a tener la sensación de que la fórmula acaba por hacerse repetitiva y el largometraje hubiera podido ser subir muchos enteros si hubiera tenido otro formato menos extenso.
Es de alabar la voluntad de querer abordar un conflicto con tantas aristas de una manera tan directa y simplificada. Podemos pensar que la perspectiva que Demange quiere ofrecernos está deliberadamente desprovista de su dimensión política (al menos en su elemento más abstracto) para que nos quedemos con el retrato fiel del horror y la violencia que puede derivarse de un enfrentamiento histórico tan viciado con el paso de los años. Es como si se nos quisiese recordar que, más allá de los bandos católicos y protestantes, más allá de los republicanos o unionistas, la violencia sigue siendo violencia y tanto los verdugos como las víctimas siguen siendo seres humanos no muy distintos a nosotros; ciudadanos y vecinos que ejercen un rol u otro en función de lo que decidan sus superiores, quienes por cierto, en este caso parecen los únicos que tienen la oportunidad de salir indemnes del ensangrentado tablero de ajedrez en el que han convertido Belfast. El odio endémico, el eterno juego de peones y reyes de todas las guerras y la dificultad para delimitar a cualquiera como bueno o malo a primera vista se entremezclan en una historia ligera en matices teóricos, pero rica en aspectos puramente humanos. Un enfoque que defraudará a muchos, pero que resultará cuanto menos, curioso para los demás.
Como hemos señalado, depende muchísimo de lo que esperemos de esta película para que terminemos más o menos satisfechos al salir de la sala de cine. Los habrá que se hayan quedado con ganas de que les expliquen las circunstancias históricas que dieron lugar a los escenarios que ‘71 plasma. Por fortuna existen otras películas (y una multitud de documentales) que tratan el tema desde una perspectiva más amplia. Sin embargo, no puede blandirse esta razón para echar por tierra el trabajo de Yann Demange y compañía. Sería injusto teniendo en cuenta que estamos ante una producción, que si bien no destaca como una obra notable, nos sirve de referencia para ir conociendo (entre otros alicientes) las artes de la que puede ser una de las promesas del cine británico de los próximos años. Seguro que en cuanto su cine se equilibre y corrija ciertos elementos algo emborronados de su montaje y pulso narrativo estaremos hablando de asuntos mayores. Aunque para ello también tendrá que arriesgar con guiones más complejos e historias más ambiciosas. Todo esto está por ver. De momento, nos encontramos ante una opción digna para pasar una hora y media frente a la gran pantalla.
Calificación: 6’5/10
Año: 2014
Duración: 100 min.
País: Reino Unido
Director: Yann Demange
Guion: Gregory Burke
Música: David Holmes
Fotografía: Tad Radcliffe
Reparto: Jack O’Connell, Paul Anderson, Valene Kane, Sean Harris, Sam Reid, Charlie Murphy, Richard Dormer, Ben Peel, Sam Hazeldine, Killian Scott, David Wilmot,Martin McCann
Productora: Crab Apple Films / Protagonist Pictures / Warp Films