30º Festival Internacional de Cine de Valencia Cinema Jove: Día 8 (Crónica)

En el último día del festival (aunque el sábado también hubo programadas una serie de proyecciones) pudimos disfrutar de la multipremiada Turist de Ruben Östlund, y de la última película estrenada de Irene Escolar, Las ovejas no pierden el tren. Dos obras que, aun siendo comedias, se presentan con unas diferencias bastante notables y, en nuestra opinión, con una calidad bastante alejada entre ellas dos.
Turist es un trabajo sobre la interpretación de sentimientos, la afección y el extremismo. ¿Cómo reaccionarías ante una situación de peligro? Esta obra estudia y analiza la sinceridad de todos nosotros, como socializamos y las mentiras que se lanzan en grupo para quedar bien, que luego acaban mostrándose ante cualquier situación absurda. Y la premisa no es más que una avalancha inocente que, de manera sorprendente, acaba causando una situación peligrosa, aunque no tanto como se podría imaginar. El cabeza de familia tiene un arrebato, lo cual acaba causando diferentes pensamientos en su familia, y acaban con una situación incómoda durante todo el viaje. Este hecho es el que nos enseña Östlund, siempre de manera global sin pecar de la explicación constante, para que cada uno pueda elucubrar sus creencias y pensamientos sobre ello.

Para llevar a cabo esta película, el realizador sueco ha dejado un tanto de lado su estilo, pues aunque el plano fijo tenga una gran relevancia, no es el único recurso de cámara. Lo que ha mantenido son las escenas inverosímiles, aplicando una continua base musical y mezclándolo con la visualidad de lo cotidiano, dejando para la posteridad el momento cerveza del protagonista con el amigo, de cómo en el mismo minuto se puede pasar de la alegría a la melancolía, con unas consecuencias que nadie espera.
Un notable trabajo sobre los sentimientos, una avalancha emocional que, sin duda, merece el reconocimiento que ha tenido. Un cúmulo de situaciones con las cuales mimetizas, al igual que le ocurre a la tan divertida pareja de amigos. Un recuerdo imperdible, al igual que la imagen inicial. Del comienzo al final se observan unos cambios muy claros, con un detonante en la escena del autobús (como ya ocurriese en su segundo trabajo, Involuntary) donde todos los principios se van al garete.
Tras esto llegaba el turno de Las ovejas no pierden el tren, un trabajo de la galardonada con el premio “Un futuro de cine”: Irene Escolar. EEs una obra que imita lo monótono, te evoca a lo típico. Un puñado de personajes interesantes que, una vez se entrelazan, muestran la total incompatibilidad, lo cual se transmite demasiado hasta llegar a aburrir. Fácilmente a la media hora ya no sabe ni por dónde le da el aire. Es cierto que se aleja de lo cotidiano, pero acaba por el mismo camino. Una aventura a cuatro bandas, la vida sobre una familia focalizada en Inma Cuesta y Raúl Arévalo, aunque repartiendo positivamente minutos para todos. Una pareja quiere tener un nuevo hijo y van al pueblo, la hermana es una obsesa sexual y continuamente relata sus conquistas, el cuñado cuarentón tiene una novia veinteañera, y no se siente del todo integrado, y los padres con problemas mentales. Resulta graciosa en algunos momentos, pero es todo bastante absurdo. La gran parte positiva es la actuación de Candela Peña, clavando el papel de ”ninfómana” sin complejos, y deja unos diálogos tan sorprendentes como tronchantes. Analizando más a fondo a Irene Escolar, está bastante correcta y se nota su proyección, sin duda no tardará en dar el pelotazo, al igual que ese puñado de actores jóvenes tan carismáticos, como podría ser Ingrid García Jonsson. Así pues, este trabajo deja un desaliento y una oportunidad perdida bastante importante. Las pretensiones eran muy altas, y el descalabro ha sido mayor.